Para el autovendaje de mano en pacientes de linfedema, debemos colocar primero una venda cohesiva (aquella que se adhiere a sí misma, pero no a la piel) que no sea elástica.
Este paso no siempre es necesario ya que no siempre se inflama la mano, pero si lo hace, debemos cubrirla dejando libre la punta de los dedos y la palma.
Es importante no apretar ni colocar la venda con demasiada tensión. Desenrollamos un trozo y la vamos colocando sobre la piel, para que el movimiento de mano y dedos debajo de la venda vaya drenando el linfedema.
Colocamos la venda de manera que el rollo de venda quede por encima de la tira que vamos desenrollando, y comenzamos el vendaje fijando la venda a la muñeca. Ya veis que es más sencillo de lo que parece al quedarse pegada enseguida. Con este anclaje, todo lo demás es más fácil.
Después pasamos al dedo índice, como se aprecia en el vídeo, lo envolvemos con la venda y pasamos por debajo del pulgar para abrazar de nuevo la muñeca. Pasamos al segundo dedo, el corazón, y realizamos el mismo proceso. Después al anular y el meñique de la misma manera. Por último, vendamos el dedo pulgar.
Si la palma de la mano también se inflama, debemos vendarla cerrando las ventanas de piel que todavía queden abiertas entre las tiras de vendaje. Cortamos el extremo y no hace falta fijar más.
Este tipo de venda no se puede lavar, pero si se puede quitar con cuidado y reutilizarla varias veces.
Cuando ya conozcas la técnica podrás utilizar una venda de algodón que se adapte al tamaño de tu mano y dedos, que podrás lavar, ¡pero que no sea elástica!
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