Esta semana hemos participado en las Jornadas sobre Linfedema y Lipedema con el Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza. Hoy, queremos compartir un pequeño resumen de la información que en ellas se ha expuesto.

El Dr. José Antonio Lechón habló sobre el diagnóstico diferencial de ambas enfermedades, que tienen analogías, pero que son en realidad muy diferentes.

Diferentes causas y diferentes formas de manifestarse

Entre las diferencias entre linfedema y lipedema, destacan tanto sus casusas como su forma de manifestarse. El linfedema (haz clic para saber más)  es una enfermedad provocada por un mal funcionamiento del sistema linfático y cursa con edema. El lipedema (haz clic para saber más) es una enfermedad que tiene que ver con la grasa y sus síntomas son inflamación, fibrosis, cansancio, dolor…

Las causas que las provocan, como decimos, también son diferentes. El linfedema es primario (o “de nacimiento“) cuando el paciente cuenta con menos ganglios o vasos linfáticos, o funcionan de forma más lenta. Es secundario si se produce tras una intervención (extracción de ganglios tras cirugía de mama, por ejemplo) o traumatismo. El lipedema, sin embargo, depende de factores genéticos, hormonales, intestinales, etc.

El linfedema suele ser asimétrico (incluso cuando es bilateral) y manos y pies se ven afectados. Sin embargo, el lipedema es simétrico (suelen ser las piernas las afectadas) y no se ve afectado el trono ni tampoco pies y manos.

Diagnóstico del linfedema y del lipedema

Para diagnosticar el linfedema hay una prueba determinante, la linfogamagrafía. Para distinguir el lipedema de la celulitis u otras afecciones de la grasa no existe una prueba única, debemos basarnos en un estudio de la historia clínica del paciente: fragilidad capilar, problemas en el aparato digestivo, de tiroides, síndrome de ovario poliquístico u otras afecciones ginecológicas… Suelen ser personas que relatan haber estado casi siempre a dieta, pero que nunca han conseguido perder volumen de las piernas (con forma de “columna”), pacientes que además suelen padecer dolor en sus extremidades.

Linfedema y lipedema: similares tratamientos

Lo que sí que tienen en común ambas enfermedades es su tratamiento. En el caso de lipedema, es aconsejable seguir un tratamiento específico de varios meses antes de plantearse una cirugía. Los pilares fundamentales del sistema conservador y que aconsejamos seguir siempre son:

• Medidas nutricionales: dieta mediterránea (fruta, verdura, legumbre, pollo, pescado, carne, huevos, aceite de oliva, frutos secos…) modificada hacia antiinflamatoria (introduciendo frutos rojos una vez al día, por ejemplo. Nada de ultraprocesados, azúcar o alimentos que puedan empeorar la inflamación. También se puede retirar el gluten.
• Buena hidratación.
• Drenaje linfático manual realizado por un profesional, para reconducir la linfa (en caso de linfedema) o como neuromodulador del dolor (en el lipedema).
• Medidas de compresión adecuadas a cada paciente: vendaje, medias o mangas hechas a medida, prendas con compresión para hacer deporte… Hay muchas opciones, como Hoko y CzSalus (haz clic en los nombres para ver más)
• Ejercicio físico supervisado y adecuado para cada paciente. El movimiento muscular beneficia al drenaje, a la salud ósea, al bombeo sanguíneo, etc.

Los últimos estudios demuestran que no conviene “fragilizar” los pacientes de linfedema y lipedema, recomendándoles una vida sin deporte y con baja actividad física. Por el contrario, hoy se sabe que la actividad física evita que el volumen aumente, dificultando la movilidad y provocando a la larga problemas articulares.

¿Te identificas con los síntomas que describimos en este post? ¿No tienes un diagnóstico claro? ¡Consúltanos!