¿Cómo sé si tengo lipedema?

No existe una prueba específica que si sale positiva o negativa nos diga que tienes lipedema o no. El diagnostico se hace según la clínica (los síntomas, lo que vemos y lo que tú nos cuentas) y descartando otras patologías. Así, el ECO DOPPLER nos dirá si hay afectación vascular o no.

La LINFOGAMMAGRAFÍA descarta afectación del sistema linfático profundo. Si todo esto es negativo y si tienes signos como:

• Copa en el tobillo.
• La morfología de tus piernas y su evolución.
• Antecedentes familiares (el componente genético se revela importante).
• Síntomas como dolor (a veces incluso en reposo).
• Hipersensibilidad al tacto.
• Fragilidad capilar (hematomas con facilidad y arañas vasculares).
• Fatiga rápida y pesadez.
• Desproporción entre el volumen de tus piernas y tu tronco.
• Hiperlaxitud articular (facilidad para esguinces).

Todo esto ayuda en el diagnóstico. Y un diagnóstico temprano es imprescindible para controlar la evolución de la enfermedad.

Aún que creas que el ejercicio no te esta ayudando porque no ves una rápida pérdida de peso, no debes dejarlo ya que es fundamental para llevar una mejor calidad de vida y te ayudará con otros objetivos.

Las contracciones musculares favorecen el bombeo y el drenaje a nivel circulatorio, te ayuda a controlar el sobrepeso si lo tienes, aumenta la fuerza muscular y tu capacidad cardiorrespiratoria.

Tiene también efectos psicológicos: capacidad de superación, mejora de autoestima, relaciones sociales… Si que es aconsejable realizar el ejercicio con prendas de compresión evitando el ejercicio muy intenso o de alto impacto (evitamos inflamación). Puede ser bueno acompañarte de un entrenador personal que te ayude los primeros meses.

¿Cuál es el mejor ejercicio que puedo hacer? Los que mejor resultados dan son: Marcha Nórdica, Elíptica, ejercicios de fuerza ya que es importante mantener la musculatura, ejercicio en el agua, bicicleta, Yoga Y Pilates (poniendo atención en las articulaciones)

El Lipedema es una enfermedad crónica y evolutiva, con un factor genético importante. Por lo cual a día de hoy podemos decir que no se cura.

Puedes mantener el volumen y la inflamación a raya con muy buena calidad de vida reduciendo al máximo los síntomas que hemos mencionado antes, pero habrás de tener cuidado siempre.

La técnica de elección es una “liposucción asistida con agua” o WAL. Es diferente a la que se realiza en cirugía estética para, por ejemplo, una celulitis.

Es muy importante que sea un cirujano experto en lipedema el que la realice ya que tendrá en cuenta tanto el mapeo del sistema linfático de la paciente (para no dañarlo) como el recorrido, dirección y diámetro que tienen las cánulas durante la intervención.

Algunos cirujanos utilizan la técnica PAL. En cualquier caso es imprescindible que, elijas el cirujano que elijas y emplee una técnica u otra, esté especializado en lipedema.

En la cirugía se aspira todo este volumen de grasa fibrosa (adipocitos) y liquido que, con el tratamiento conservador no termina de desaparecer.

También se rompen las fibras de colágeno que dan a la piel ese aspecto de “piel de naranja” En el postoperatorio se deben mantener las pautas de compresión y drenaje para que todo este tejido cicatrice de la mejor forma posible, controlando la inflamación y los hematomas y la adherencia de la piel a tejido más profundo.

Con el DLM vamos reducir la parte edematosa del lipedema, reducimos la tensión y con ello la compresión del sistema más profundo evitando así complicaciones que se puedan asociar (como el lipe-linfedema).  

Al activar el sistema parasimpático, se reduce también la sensación de dolor y pesadez, las piernas se notan más ligeras. Es una herramienta fundamental (junto a la compresión) en el pre y en el postoperatorio en caso de cirugía de lipedema.